sábado, 15 de marzo de 2014

A que edad quitarle el biberon al bebé



Normalmente, el biberon debe ser quitado del niño antes de que este cumpla los dos años de edad. A esa edad, el niño ya deberá tener un juguete para succionar. Eso le ayudará a olvidarse del biberon y evitará que recurra a los dedos. Si se trata de un bebé que ya está acostumbrado al chupete y lo que deseas es quitárselo, no te desesperes. A un bebé, la solución es sustituir el chupete que usa por uno de modelo más ajustable que es menos perjudicial.

La academia de odontología general, organización de dentistas generales dedicados al estudio continuado de la odontología, recomienda que el niño deje el chupete antes de entrar en la escuela.

Para quitar el chupete a tu bebé, puedes seguir los siguientes consejos
1 - Cambia el chupete por vasos para sorber, que fomentan el desarrollo de la coordinación entre la vista y las manos, y ayudan a poner fin al hábito del chupete

2 - Habla con el niño y recuérdale que ya es mayor, que ya va a la escuela y que no necesita chupete

3 - Pon metas al niño, como por ejemplo, que use el chupete solamente para dormir, y prémiale por conseguir esas metas

4 - La reafirmación positiva funciona bien con los niños de más de un año. Así que elogia a tu hijo cuando se comporte como niños mayores.

5 - No se frustre cuando no haya éxito; eso pondrá las cosas peores. Si se mueven los dientes del niño, hable con el dentista y le pida consejos.

El cambio de pañales

El cambio de pañales debe convertirse en algo normal y por que no, hasta divertido. A continuación te ofrecemos algunos consejos para cambiar los pañales descartables:

Ten todo lo que vas a necesitar a mano: tela o paño de aseo, agua caliente, pañuelos de papel o una toalla, crema, un pañal limpio. 

Coloca al bebé boca arriba y sácale el pañal sucio, usando una esquina limpia para retirar lo peor de la deposición. Limpia el resto con tela o un paño y agua. Limpia siempre de adelante hacia atrás. 

Seca con cuidado, con pañuelos de papel, tela seca o una toalla. 
Coloca el pañal nuevo debajo del bebé, con las tiras adhesivas en la espalda, a la altura de la cintura. Cierra el pañal por delante, cuidando de que la pretina quede sobre el ombligo del bebé. Sujeta el pañal, pegando las tiras adhesivas a la pretina. 

Deja al bebé en la cuna mientras te lavas las manos; los bebés pueden caerse de los cambiadores.

jueves, 6 de marzo de 2014

Consejos al Jugar con tu bebé



Cuando el bebé empiece a ser consciente del mundo que lo rodea, le gustará que juegues con él y también querrá jugar solo. Jugar es divertido y educativo, ya que aprende los colores, las formas, los tamaños, las texturas, los sonidos y el movimiento.

No hay nada más lindo que jugar con tú bebé; hacer cosas que sean de su agrado, reírte y tararear. Con frecuencia los padres ni siquiera son conscientes de que están jugando con él. Parece tan natural pasear por la habitación con el bebé en brazos, enseñándole las cosas, y tocando las que hacen ruido. Igual de naturales son los juegos con los que lo entretienes cuando lo cambias: sujetarle los pies en el aire y hacer movimientos circulares; sacarle el sonajero, esconderlo atrás tuyo y volvérselo a dar o salpicarlo un poquito en la bañera, hasta que él te salpique. Todos estos estímulos enseñan a tu hijo a jugar y a reaccionar ante los demás.

Un poquito al principio
Los bebés pequeños se cansan enseguida. No necesitan más que un poco de juego cuando están de buen humor.

Cada vez más...
Los bebés pequeños no siempre reaccionan a un juego inmediatamente. ¡Pero cuando lo empiezan a disfrutar, a veces no quieren parar!

Los juegos más comunes
¡Podes jugar a tantas cosas con tu bebé durante el primer año! Y podes usar infinidad de objetos que te rodean.

A continuación te presentamos algunas ideas:
- Mirarse en el espejo juntos, haciendo gestos raros, sacando la lengua, sonriendo, señalando cosas. 
- Con un papel, formar una bola y hacerla rodar por el abdomen del bebé, lanzarla y atraparla. 
- Esconderte en un sitio a la vista; debajo de la mesa, detrás de las cortinas, detrás de la puerta, y aparecer de golpe. 
-Atarle al brazo o al cochecito un globo con un cordón largo, para que lo vea moverse con el viento.

La importancia de la vacunacion en los bebés



Los niños necesitan el 80 por ciento de sus vacunas en sus dos primeros años de vida. Esto requiere múltiples dosis de vacunas que se dan a lo largo de cinco visitas a un proveedor de salud. Hay personas que creen que estas enfermedades pertenecen al pasado y que no existe la necesidad de vacunar a sus hijos. 

Las muertes e impedimentos causados por enfermedades que se pueden prevenir con las vacunas, incluso las menos fuertes, todavía se dan lugar en los Estados Unidos cuando incluso estas vacunas están disponibles.

Hay diez enfermedades que se pueden prevenir con las vacunas y que son potencialmente fatales: la difteria, el tétano, la tos ferina, el sarampión, las paperas, la rubéola, el polio, la gripe hemofílica tipo b (Hib), la hepatitis B y la varicela. El tétano mata a 3 de cada 10 personas que la contraen. La difteria mata a una de cada 10. El polio, la tos ferina, el sarampión, la rubéola (el sarampión Alemán), la hepatitis B y un tipo de meningitis espinal son también mortales pero que también se pueden prevenir como el tétano y la difteria.

Mientras más se vacunen a los niños, menos es el riesgo de una epidemia – y menos es el riesgo para aquellos que son vulnerables porque, o son muy jóvenes, o tienen sistemas inmunodeficientes o porque carecen del cuidado médico. Además de proteger a cada niño, las vacunas protegen a la comunidad entera.

En un lugar de cuidado infantil, es extremadamente importante que los padres mantengan a sus hijos al día con las vacunas de sus respectivas edades. Tales lugares normalmente alojan a niños de diferentes edades y los niños más jóvenes dependen de que los más mayores estén vacunados para que así ellos estén protegidos. Incluso los bebés que están al corriente con sus vacunas dependen de que el resto de los niños estén vacunados porque algunas vacunas como el sarampión y la varicela, no pueden ser administradas hasta el primer año de edad y algunos niños requieren múltiples dosis hasta que desarrollen total inmunidad. Cuando los padres eligen no vacunar a sus hijos, tal decisión no sólo afecta a sus hijos sino también a cada niño el hogar o en el centro. Un niño que no tiene la protección de las inmunizaciones se puede convertir en un portador mortal de una enfermedad que bien se puede evitar.

A menudo, cuando los niños no están vacunados, pueden repetirse las epidemias. Por ejemplo, una causa importante de la epidemia del sarampión de 1989-1991 fue el no haber vacunado a los niños a tiempo de 12 a 15 meses de edad. Esta epidemia afectó a más de 55,000 personas en los Estados Unidos; unos 11,000 fueron hospitalizados y aproximadamente 120 murieron. Más recientemente, brotes de rubéola y, de nuevo, de sarampión han ocurrido en partes de los Estados Unidos.

Para mantener un ambiente sano y saludable para los niños, asegúrese de que todos ellos estén al día con sus vacunas. Los niños más nuevos deben tener su historial de vacunas cuando se registren. Estos historiales deben ser revisados todos los años en septiembre con sus padres para ver que cada niño esté vacunado en su totalidad correspondiente a su edad. (A los niños que tienen 20 meses de edad se les debe revisar de nuevo en marzo para ver si responden a los requisitos de edad específicos. En este caso, no se necesita revisar los historiales hasta el kindergarten).

Finalmente, manténgase al día con sus vacunas. Las vacunas no son sólo para los niños.

Prevenir que el bebé se asfixie

La asfixia puede ser un problema en los niños pequeños porque no tienen el suficiente control muscular para masticar y tragar la comida adecuadamente. La comida que es pequeña o resbaladiza, como los cacahuetes o los hot dogs (perritos calientes), podrían resbalarse por la garganta de un niño antes de masticarla bien. Su hijo podría tragar la comida que es seca y difícil de masticar, como las palomitas y las nueces. La comida que es pegajosa y difícil de partir, como la mantequilla de cacahuete o la carne dura se podría atragantar en la garganta de su hijo.

Cambie los alimentos para hacerlos seguros.

Alguna comida se puede alterar para que sea más fácil de tragar para los niños. Intente estas ideas.


¡PREVENGA QUE EL NIÑO SE ASFIXIE!
No sirva esta comida a niños menores de 4 años.